El desplazamiento forzado es un problema de desarrollo global. Se estima que, a principios de 2021, había más de 110 millones de personas desplazadas, de las cuales el 41% son niños menores de 18 años (ACNUR, 2023). Los niños desplazados sufren traumas relacionados con la salida de sus hogares, el proceso de migración y la llegada a lugares desconocidos donde sus derechos son inciertos y pueden sufrir discriminación. Todos estos eventos y el apoyo que reciben en las comunidades de acogida tendrán consecuencias importantes en la vida de estos niños. Por lo tanto, es crucial entender los desafíos a los que se enfrenta esta población y cómo apoyarla de manera eficiente para evitar que se convierta en una generación perdida para el mundo.